jueves, 22 de enero de 2015

Dia 21 de Enero 2015. CUANDO LLEGUE EL MOMENTO.



CUANDO LLEGUE EL MOMENTO


Carlota ocultaba un gran secreto en su corazón. De esos que sólo se guardan para uno, de esos secretos inconfesables. Sentía que aquella aventura que había tenido con él, no era cualquier cosa, sabía que se había encontrado con un espíritu afín, y quizás con su otra mitad, la situación la bloqueo de tal forma que no pudo corroborar esto último. Pero su alma le hablaba y le comunicaba que nada estaba perdido, que siempre regresaría otras oportunidades de encuentro, aunque fueran en nuevas reencarnaciones. Se sentía frustrada, por no haberlo amado como su alma lo amaba, de una forma descomunal, era tan grande lo que sentía por él que la inmensidad del universo se quedaba corta. Y el hecho de no haberse amado como les correspondían había creado un dolor inmenso y un vacío irreparable en ambos, que nada y nadie podría llenar jamás. Y la Rueda de la vida giró, y nuevos aires volvieron a soplar. Ella había nacido muy cerca de su objetivo, en su plan del alma todo estaba muy bien definido, y ni los prejuicios, ni la cultura, ni nada lograría alejarse de su misión de vida. Aquella que dejó pendiente en su vida anterior, esa que la marcó. Y que la hizo comprometerse en esta nueva vida. Sin embargo, como siempre, tuvo que lidiar con su peor enemigo de nuevo, su propia mente.  Se había prometido a su amor de la adolescencia y en breve se casarían, y aunque él era maravilloso con ella, había algo en él que no la llenaba. Decidió hacer unos cursos de meditación para encontrarse en sintonía consigo misma, para conectar con su corazón. Llevaba una semana cuando se incorporó una persona nueva a las clases. El profesor decidió hacer un ejercicio de conexión con los compañeros, de conexión energética entre los asistentes y para ello nadie se podía poner con alguien conocido.  Se sorteó y a ella le tocó el hombre nuevo. Ya sólo con mirarlo a los ojos sintió algo magnético que la atrapaba. Y durante los ejercicios de transmisión energética, ocurrió lo que ella y él no esperaba, su alma sí. " Te he encontrado amor" le habló su alma a él " ¿Y te irás otra vez?" le respondió él. " Esta vez no, y lo sabes, esta oportunidad no se perderá, lo sé" él, " pues lo tendré que ver y me lo tendrás que demostrar". Esa conversación entre ellos se desarrolló en otros niveles de realidad, pero ella supo que tendría que actuar, un grito en su fuero más interno la despertó "¡ Es él !" . Como si estuviera poseída, y lo estaba por su propia esencia quedó con él para tomar un café al día siguiente. Y bendito fue ese café no dejaban de hablar, él era mucho mayor que ella y hacía a penas un año se había separado de su pareja, al hablar con efusión no dejaban de tocarse, era como algo natural, ella se dejó llevar por esa sensación de bienestar que él le transmitía. Y aquella misma tarde antes de despedirse él la besó, y fue como viajar a su vida anterior y retomar aquel beso que la dejó marcada en esa vida, ese beso que quedó inconcluso porque despertó en ella ese amor tan enorme que la aterrorizó de miedo. Y ella respondió y lo hizo con toda su alma, devolviéndole no uno, sino tres, cuatro, y cinco veces más.... Tanto que estuvieron sin parar de besarse más de una hora. "¿Te veré mañana?" él se sentía como en el cielo "Mañana, pasado y todos los días amor" esas palabras le salieron de lo más profundo de su ser. Las riendas de su vida las estaba tomando esa parte de ella que ocultó en su vida anterior. Y así fue, se comenzaron a ver cada día. A las semanas, ella le dijo algo que lo dejó sorprendido " Voy a romper mi compromiso, para mí tu eres lo único que me importa" él no lo podía creer "¿Estás segura?" ¿Seguro que no te arrepentirás?" el daño de su vida anterior aún estaba grabado en su interior como a fuego, "Jamás he estado tan segura". Y lo hizo, estaba cumpliendo con su propia misión. Aquella noche ella se entregó a él, y con cada beso, con cada caricia, sanó el daño que había quedado plasmado en su propia alma, lo sanó a él y se sanó así misma. 






© LOLA SÁNCHEZ


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