martes, 27 de enero de 2015

Día 27 de Enero 2015. FUEGO DEVASTADOR.



FUEGO DEVASTADOR

Rocío estaba muy enfadada, porque él la ignoraba, y lo peor era que estaba jugando con su salud. Se había ido a trabajar con fiebre, y esto la indignó de tal forma que decidió no dirigirle la palabra. Él tenía una habilidad enorme para sacarla de sí misma, la ponía a prueba cada día, porque encima él se creía que ella no lo amaba, todo lo contrario. Ella jamás había sentido algo tan fuerte por nadie, su amor era incondicional con una profundidad que la asustaba, ya que sólo deseaba que fuera feliz y que estuviera bien, aunque no estuviera con ella, eso para ella era lo prioritario. Vivían en ciudades diferentes y sólo se comunicaban por las nuevas tecnologías. Cuando él vio que no le respondía, decidió ir a verla, no podía estar así mucho tiempo, la amaba, y la tenía que ver como fuera.
Así que no se lo pensó mucho, cogió el tren y se plantó en la ciudad vecina. La llamó " Rocío soy Marcos, necesito verte, y estoy en la estación de tren ,acabo de llegar" ella cuando lo escuchó se pensó que era una broma, " No hablarás en serio ¿verdad?" y él dijo " Estoy en la Estación de San Francisco, no es una broma, te espero" Y ella contestó " Voy... En diez minutos estoy allí", nerviosa se desplomó, madre mía, había ido a buscarla, ella sabía el aspecto de él, se habían visto por la webcam, y ahora él estaba a sólo dos manzanas. Entre gente que iba y venía Rocío divisó a Marcos sentado en la entrada de la estación. Él la reconoció también en la distancia, " Vaya... En persona es aún más guapa" pensó y cuando estaba ya a su lado, frente a él, ésta actuó de forma fría, estaba atacada de los nervios, se limitó a darle la mano y a penas le salían las palabras, "Vaya es altísimo, y sus ojos son para quitarte el sentido" pensó ella. "Nos vamos a un lugar más tranquilo para hablar ¿no?" la voz de ella sonó a enfado, "No me puedo creer que no estés contenta de verme, maldita sea" él se acababa de enfadar también, ella estaba a la defensiva con él, había ido para conocerla en persona y para reconciliarse con ella, no podían seguir así. El silencio se podía cortar con una navaja, la tensión iba creciendo cada vez más. Y para no formar el espectáculo en cualquier cafetería o en medio de la calle, Rocío decidió llevarlo a su piso, allí estarían tranquilos. Pero la tensión aumentaba, y cuando entraron en el piso todo saltó, "No tenías que haber venido" le gritó, " Eres un irresponsable" " No sabes ni cuidarte a ti mismo, ¿Qué haces aquí entonces?" él estaba furioso "Entonces me voy porque he venido para nada" y se giró con la intención de irse. Ella lo tomó del brazo y lo detuvo "No, me dirás para qué has venido" él tiró de ella para acercarla a su cuerpo " He venido porque me muero por ti, Rocío, me muero sino estoy contigo", se lo dijo rozándole los labios, y al instante se los devoró, el enfado se había convertido en un deseo desorbitado, los corazones estallaron, los besos aumentaron, y las caricias, necesitaban sentirse, tocarse, morderse, lamerse por todo el cuerpo.  Y entre gemidos y suspiros, se fueron desnudando y esa pasión que tanto tiempo llevaba contenida entró en erupción. Ni él ni ella se esperaron que lo que llevaban dentro fuera tan inmenso, tan enorme como un huracán. " Te amo, te amo, te amo con toda mi alma" le susurraba él a ella mientras se unían, sus cuerpos, sus mentes y sus almas. Ella le respondía de la misma forma " te amo, te amo, te amo con toda la mía", y los éxtasis llegaron como olas del mar, uno y otro, otro... Jamás habían sentido algo así con nadie. Estuvieron todo el día fundidos, y cuando parecía que estaban agotados el fuego devastador se apoderaba otra vez de ellos, una enorme llama que jamás se podría extinguir, una pira de amor inagotable.



© LOLA SÁNCHEZ

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