jueves, 29 de enero de 2015

Día 29 de Enero 2015. VALORAR.


VALORAR


Mario callaba y callaba, jamás se enfadaba, a todo le decía que sí, y sobre todo era esclavo de su esposa, ésta no apreciaba el esfuerzo de él. Que aunque no soltara palabras de amor, eran sus actos los que hablaban día a día. Siempre la abrazaba sin que ella advirtiera el gesto, siempre la escuchaba cuando estaba mal, estaba tan pendiente de ella... Pero ella no captaba esos detalles. Y sus cosas siempre eran más importantes que las de él. Él siempre estaba, pero ella lo trataba como si fuera invisible. Y Mario un día no pudo más, sin decir ni una palabra la dejó. El silencio absoluto de una casa sin él fue el despertar de ella. La inercia de cada jornada hicieron que no lo valorara, y no se percatara que su universo era él, los cimientos que la sustentaban era él, había estado ciega y sorda, hasta ahora, que lo había perdido. No había dejado ni una pista de donde se había ido, y no respondía a sus llamadas ni mensajes, ni su propia familia sabía donde se encontraba, había desaparecido de forma literal, se había evaporado. Y ella lloró cada día, y prometió que si regresaba le demostraría cada segundo cuanto lo amaba, como él se lo había demostrado todo el tiempo. Y en su estado de desesperación ella recordó,  "Cariño, si alguna vez me voy de casa, sin decirte ni una palabra será para reflexionar, pero volveré, eso sí, el día que me marche diciéndote los motivos, preocúpate, porque  será cuando no regrese" y ella le respondió como siempre sin darle importancia a lo que le decía "Me parece genial Mario"...  ¿Sería idiota? 
Aquella noche ella volvió a quedarse dormida tras un llanto desconsolador. Mario entró en plena madrugada y con el mayor sigilo se desnudó y se metió en la cama, hizo lo de siempre abrazarla para sentirla. Ella notó su calor y se despertó, aún tenía las mejillas llenas de lágrimas. Él siempre dejaba una pequeña lámpara encendida un rato antes de quedarse dormido, tenía los ojos cerrados y la abrazaba con fuerza. " Perdóname Mario", dijo ella, aferrándose aún más a su cuerpo, "te amo, ¡he pasado tanto miedo!" y él abrió los ojos y la besó "Lo sé, amor, lo sé ¿sabes por qué lo hice verdad?" ella asintió, y el continuó, "Te amo más que a mi vida, pero si no me doy a valer tu jamás me valorarás, y se te olvidará que me amas",Y ella hizo algo que él necesitaba como el agua  "Amor lo sé, no quiero volver a pasar tanto miedo, y tanta angustia, lo eres todo para mi" y lo besó con toda su alma, esa que había ocultado tras una máscara de vanidad y frialdad, careta de puro ego. Mario conocía muy bien a su esposa, sabía que ella lo amaba como él a ella.






© LOLA SÁNCHEZ


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