viernes, 13 de marzo de 2015

Día 27 de Febrero 2015. El TIEMPO LO SANA TODO.



EL TIEMPO LO SANA TODO

Sofía, al principio le pareció un antipático, irónico, grosero y mal educado. Sin embargo, su amigo común, Andrés, le explicó que él estaba superando un duelo muy duro. Había perdido a su novia en un accidente de tráfico hacía sólo unos meses, y era evidente que su dolor estaba aún a flor de piel. Esa noticia cambió su percepción de él, comprendiendo la actitud tan fría y distante que tenía con el sexo contrario. Ella se acercaba a él sin tener presente los supuestos desprecios que él le mostraba, se metía con ella sólo con el propósito de que ella se alejara de él, no era tonta, y no se lo tenía en cuenta. 
Mario la observaba como un bicho raro, no quería saber nada de mujeres, no estaba preparado para comenzar una relación, era demasiado pronto, amaba aún a su luz que se había desvanecido. Su mejor amigo era muy terco, no lo dejaba, con su argumento que necesitaba una amiga para salir adelante. No, el sólo necesitaba tiempo, el tiempo lo sanaba todo. Sofía se acercaba a él y mira que él intentaba ser desagradable para que se fuera, pues nada, ella le respondía de forma inteligente a sus impertinencias, y eso lo cabreaba, pero a la vez le gustaba. Así estuvieron varias semanas, hasta  que notó su ausencia, parecía que ya por fin había conseguido su propósito deshacerse de ella, y para su sorpresa la echaba de menos, así que comenzó a buscarla, a llamarla por teléfono y a quedar con ella para hablar. Entre ambos comenzó a forjarse una amistad muy especial. Paseando juntos por el paseo marítimo Sofía sacó un regalo de su bolso, Mario se quedó mudo. "Andrés me comentó que era tu cumpleaños, y bueno aqui te traigo un detalle" el brillo de sus ojos delataban que se estaba enamorando de él, " No deberías haberte molestado" le contestó rompiendo el envoltorio, "¡ohhhh ! ¡vaya...!" pero al momento se puso muy serio, un fuerte dolor en el corazón casi lo dobla "Lo siento, pero no lo quiero, no es apropiado" le arrojó el regalo con brusquedad, y sin mediar palabra se alejó de ella. Sofía sabía la reacción que podía tener, le había consultado a Andrés sobre que regalarle, y por lo visto su novia cada año le regalaba el último libro de su autor favorito. Éste le advirtió que podía pasar lo que le acababa de ocurrir. Con coraje y valentía fue tras él. "Pues pienso que sí es el adecuado, porque ella habría querido regalártelo, y porque estoy segura que te querría ver feliz, no llorando por ella" le dijo poniéndose a su altura. "Cállate, no te atrevas a mencionarla, tu jamás serás ella, nadie la podrá sustituir" su furia la dejó perpleja, y sintió como si le hubieran apuñalado por dentro. Las lágrimas brotaron sin remedio por sus mejillas. " Pues quédate muerto en vida entonces, porque veo que no quieres vivir" la rabia de sus palabras ocultaba el daño en su corazón y le devolvió el libro de la misma forma, y fue ella la que se alejó como un relámpago. Mario se sintió como un miserable, la había herido, porque él aún estaba sanándose, porque aún su desgarro sangraba, y cuando uno está mal, sin querer daña a los que más te quieren y están a tu lado siempre. Él la necesitaba, tenía que reconocer que ella se había convertido en alguien importante en su vida, alguien que con el tiempo podría amar. 
Sofía seguía llorando en su refugio, cada vez que necesitaba estar sola se perdía en aquel paraje, al borde de los acantilados, frente al mar. Allí en lo alto, el viento podía limpiar sus lágrimas,  aliviar las penas, los miedos y las preocupaciones. "Perdóname, por favor" lo escuchó a su espalda. Él sabía donde encontrarla porque habían hablado de ese lugar, hacía a penas unos días. "El sitio es impresionante Sofía, ideal para aislarse y reflexionar, como me dijiste" Se acercó y puso sus manos sobre sus hombros. El contacto fue como un analgésico para ella, se giró y lo abrazó con todo ese amor incipiente que llevaba en su pecho. Mario, sintió una paz enorme, una paz que hacía tiempo no sentía, tenerla entre sus brazos desinfectaba el tajo de su corazón, que estaba sanando con lentitud, " por favor, ten paciencia Sofía sólo te pido eso, no te puedo prometer nada, sólo que tengas paciencia" ella alzó la mirada y lo besó con mucha ternura en los labios, " La tendré. Sólo quiero que sepas que no te dejaré nunca, pase lo que pase, no me apartaré de ti", él le contestó "No sé si llagaré amarte, esa es la verdad, sólo sé que te necesito en mi vida", le acarició el rostro y ella le sonrió " No me importa Mario, sino llegamos a nada seremos amigos para siempre", esas palabras calaron en lo más profundo de él, ahí supo que con el tiempo la amaría como a nadie, la amaría con toda su alma.




© LOLA SÁNCHEZ

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