viernes, 13 de marzo de 2015

Día 28 de Febrero 2015. Paciencia y Tiempo.




PACIENCIA Y TIEMPO

Él la provocaba una y otra vez, se había quedado sin fuerzas, agotada de tanto luchar, y necesitaba descansar, no podía seguir así, la tentación de saber cosa de él era cada día mayor, y él le reprochaba su supuesta pasividad. Porque la distancia hacía que él desconfiara de ella en todo momento, y sin embargo no podían estar el uno sin el otro, el sentimiento los superaba a ambos. Y cada vez que se intentaban alejar el uno del otro, uno de los dos caía de nuevo, o le mandaba un mensaje, o se llamaban, era increíble, cuando ella decidía dejarlo, él la buscaba, cuando era él ella lo buscaba a él, y así hasta que de nuevo se hablaban, cuando lo hacían sentían ese vínculo que los elevaba a esos mundos paralelos, y cada día que pasaba se necesitaban más y más, era inevitable. Así pasaron un tiempo, decidieron incluso permanecer varios meses sin verse y sin decirse nada. Hasta que ella se encontró así misma y cuando lo hizo se dio cuenta que allí en lo más profundo de su alma, estaba él. Dio un vuelco a su vida, y se fue a buscarlo. El había hecho su vida, pero a ella le daba igual tenía que verlo, y darle las gracias por todo el aprendizaje que había recibido por su encuentro. Viajó hasta su ciudad, aún conservaba su número de teléfono, lo llamó bajo el portal de su casa. Escuchó su voz al otro lado "Soy Verónica, Jesús, estoy aquí abajo, en tu portal he venido a verte, sino quieres saber nada de mi lo comprendo, sólo me gustaría hablar contigo un rato", las cuerdas vocales le temblaban y casi se le quiebran. Jesús permaneció en silencio ella escuchaba como el ritmo de su respiración se incrementaba "Bajo en cinco minutos Verónica". Ella miraba el portal una y otra vez,  escuchó el sonido del ascensor, y allí estaba, se cruzaron las miradas el vínculo que parecía que se había roto, se reactivó como por obra de magia. "Hola, Verónica" él se acercó y le dio dos besos en la cara, estaba preciosa, su cercanía lo hacía flotar.  A Verónica le ocurría lo mismo, él la invitó a tomarse un café, y mientras llegaban al lugar la conversación en un principio incómoda y distante, comenzó a fluir como las primeras lluvias de otoño. Ella le contó todo el proceso que había vivido y su transformación definitiva, el sólo se limitaba a observarla con gran detenimiento. "Bueno y eso es todo, y sólo quería darte las gracias, por todo... ¿ Y tú estarás casado ? ella lo miraba con suma atención "Sí, me casé" ella desvió la mirada, y él leyó lo que le ocurría " Veo que aún te importo a otros niveles" ella volvió a fijar sus pupilas en su rostro, y mal fingió una sonrisa "¡No, que va!, lo nuestro fue sólo un romance que ni se consumó"... Sabes me alegro que encontraras a alguien que te haga feliz" esta vez sus palabras salía de su corazón, "En fin, me tengo que ir" y se levantó del asiento, el la sujetó de la mano "Espera Verónica, por favor, aún no he terminado contigo" ella insistió "Claro que sí, yo sabía que era absurdo que a estas alturas estuvieras solo, y yo sólo quería agradecerte tus lecciones que las aprendí con el tiempo", él tiró de ella "Por favor, ¿me quieres escuchar ?" ella seguía con su retahíla sin escucharlo. Jesús se levantó y sin que ella se lo esperara la calló con un hermoso beso en los labios. " Me he separado de Julia hace seis meses" Verónica se puso como una amapola " lo siento..." no sonó nada convincente, " no me puedes engañar, sé que te alegras,  ¿y sabes por qué me separé? porque supe que tu también lo habías hecho, jamás pude olvidarte Verónica, y estuve pendiente de ti todo el tiempo", y el sorprendido fue él cuando ella lo volvió a besar. Su amor se había quedado aletargado en fase crisálida, todo era cuestión de tiempo y paciencia para que esa crisálida se transformara en una bella mariposa.




© LOLA SÁNCHEZ

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