lunes, 10 de agosto de 2015

MANOS


MANOS

Manos cálidas, dedos finos como líneas rectas, pequeños lazos entre arrugadas pieles, una tersa y otra anciana, en medio la piel de mediana edad. Alicia recordaba, como viejas instantáneas en su mente. Sus dedos bajo la fuerza de su madre y de su padre. La suavidad y aspereza de su abuelo entre falanges encalladas del duro trabajo del campo. Las manos de sus compañeros de clase, esas que tras cantos y palmadas volaban con juegos de fantasía. Manos de su primer amor de verano, y del que robó su corazón, ese que acaricia con manos de pasión y deseo. La calidez de los amantes bajo la luna llena, miles de manos que enlazadas forman un todo. La fuerza de las manos de su alma gemela, de su familia del alma, sanadores del corazón. Ahora ella sostenía la manita de su retoño, que se aferraba a la vida como un guerrero en evolución. Ella lo abrazaba posando sus enormes palmas en su diminuta espalda para darle sus primeras alas de libertad y de amor incondicional.





© LOLA SÁNCHEZ

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