viernes, 5 de agosto de 2016

DEJARLO IR...



Maria, le había escrito aquella noche por última vez. Su frase había sido contundente, un se acabó que la rompía por dentro. Aunque más duro era continuar con una situación que la arrastraba a la noche mas oscura del alma. El mundo los separaba, las circunstancias los separaba y ni él había sido tan valiente como ella se creía y ni ella tan decidida como aparentaba. Se habían quedado sin fuerzas, ambos habían esperado demasiado y como todo lo que se alarga mucho termina por pasar de largo, como el tren que no espera y parte hacia su estación de origen. 
Él no volvería a buscarla, ni a llamarla, no volvería a escribirle aunque se muriera de ganas de saber de ella... Sólo esperaba que algunas de sus palabras, de esas que salieron de su más profundo ser ella las recordara. Ambos rompían, desgastados, cansados de esperarse el uno al otro. Los reproches, la distancia, la incomprensión, el entorno, todo, se había confabulado para separarlos. Y no podían hacer nada, sólo aceptar esa ruptura con la misma fuerza del huracán que los dejó locos de amor. Y mientras ambos se alejaban. Ella leyó de nuevo las palabras que él le escribió en su momento "Podrás buscar donde sea, buscar y buscar,  y hagas lo que hagas, decidas lo que decidas, por mucho que busques, sabes que nos perteneceremos para siempre" y sabiendo que esas palabras eran verdaderas el sonido de la ruptura fue como un terremoto que abrió la tierra donde ambos pisaban. Y ambos alzaron sus alas para volar libres. 




© LOLA SÁNCHEZ

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